... de azúcar y fantasmas.

No pretende ser mi intención elaborar una nueva receta de golosina para halloween. Para magníficas recetas culinarias ya existen otros blogs. Azúcar y fantasmas son las palabras que mejor describen las sensaciones contradictorias que he tenido estas últimas semanas.

Movimientos como #15M o #acampadas que han sido y son noticia, pero que poco a poco van perdiendo notoriedad e intensidad como un terrón de azúcar en un vaso de agua, que por el sólo paso del tiempo pierden la consistencia con la que se iniciaron. Igual que los buenos propósitos al comienzo del año nuevo, o los buenos deseos personales de cambiar algo pero que la falta de concreción, o voluntad, impiden que se materialice en algo tangible.

Estas semanas me he reencontrado con amistades en la red, algunas con las que apenas he tenido dos conversaciones y otras con las que conversé largo y tendido pero que el tiempo se ha encargado de marcar una gran distancia. Personas, en todo caso, con las que existe una especial conexión, gente de la que me fío y de las que una frase (tweet), en la red, me sugiere sentimientos y reflexiones, y en los tiempos que corren eso no es poco. En definitiva que "endulzan".

Por otro lado visiones de la realidad desde la perspectiva de una novela o de la óptica parcial de un informativo, que permiten descubrir pensamientos fantasmas. Miedo a que la violencia haga acto de presencia en nuestras vidas, como ya ha ocurrido otras veces, mostrándose como solución al cóctel de la indignación, la falta de trabajo y la ausencia de futuro. Afortunadamente por el momento la situación parece estar controlada, pero tengo la sensación de que unas pocas gotas más en el vaso de nuestra paciencia colectiva y el cóctel podría acabar siendo molotov.

Pongámosle azúcar a la vida, y preparemos un combinado bien dulce.


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