... bobadas


Corren “malos tiempos para la lírica”, la situación general no es para tirar cohetes. Es preocupante escuchar, en la cola del banco, como una señora con su pensión está alimentando a su familia y a la familia de su hijo que se ha quedado en el paro. Es preocupante imaginar la frustración de un padre/madre de familia, sin trabajo, que no tiene con qué alimentar a sus hijos. Es preocupante que un pequeño empresario no tenga dinero para pagar las nóminas de sus empleados. Es preocupante que un niño sufra por el divorcio de sus padres. Es preocupante que nuestra sociedad esté más interesada en el rescate de un banco que en el bienestar de los ciudadanos. Es preocupante que el transporte público sea cada vez más caro. Es preocupante que tener una vida normal se esté convirtiendo en un privilegio. Es preocupante que la gente se plantee cambiar de país para recuperar cierta esperanza. Es preocupante pensar que el mundo gira al ritmo que marcan unas monedas. Y lo más preocupante es pensar que todo eso va en aumento.

Todas esas realidades tienen un factor común, las personas que viven esos escenarios no han escogido su situación, y se ven en una realidad en la que se sienten superados.

Las tensiones y el estrés real, se producen cuando uno se enfrenta a algo que no ha programado, a algo para lo que no estaba preparado. Las situaciones cotidianas, las que uno escoge, por las que se opta, no deben preocupar, no deben estresar, deben tan sólo ocuparnos.

Tener un mes cargado de exámenes, tener que terminar las prácticas, que en el trabajo se produzcan roces, que discutas con los amigos o familiares, que metas la pata en una conversación, que no sepas como conciliar la vida familiar, que no tengas tiempo para tocar la guitarra o la batería, que junio sea el mes en que todos los alumnos deciden acosarte a preguntas, o incluso que la comida se te pegue en la sartén mientras piensas en qué escribir, no debe preocuparnos, sólo debe ocuparnos.

Basta pasear un minuto por la ciudad para respirar la preocupación de la gente. Padres/madres de familia mendigando dinero frente a una cafetería, poco tráfico en las avenidas que antes resultaban intransitables, locales que se alquilan donde hace años un pequeño comercio daba de comer a varias familias. Las cosas han cambiado, pero lo importante, en cualquier caso, es seguir teniendo presente que la persona es mil millones de veces más importante que sus circunstancias. Aún en los peores acontecimientos siempre se encuentra a alguien con una sincera sonrisa. En algunos momentos de la vida noventa y nueve cosas parecen ir mal y sólo una bien, y en otros momentos, noventa y nueve parecen ir bien y sólo una mal.

En fin… hasta donde “el bobo” sabe, todos hemos nacido para ser felices.

... de otros datos


Otra vez me encuentro delante de la pantalla del ordenador rellenando los mismos datos para entrar en otra página web que necesita suscripción. Tendría que haber contado las veces que he registrado mi nombre, apellidos, dirección, dirección email, nick, password y confirmación de password para darme de alta en webs que seguramente no volveré a visitar en la vida.

Está de moda eso de hacer “minería de datos”, extraer información relevante de los datos que cualquier usuario deja en su recorrido cotidiano por grandes superficies, centros comerciales y evidentemente Internet. Con nuestra voluntaria participación en redes sociales y la aportación de detalles en nuestro perfil social, estamos sirviendo en bandeja datos que cualquier “minero” empleará para descubrir nuestros hábitos de vida o de consumo.

Pero hoy no toca hablar de ese tipo de “minería”. Hoy toca usar el pico y pala para encontrar algún grano de arena, o con suerte una pepita de oro, en la inmensa montaña que construimos en nuestra vida cotidiana. O mejor, realizar tareas de alquimia y convertir cualquier grano de arena, cualquier situación normal, en pepita de oro.

Clase de alquimia para “dummies”, en cuatro pasos:

1.-Sentir: La arena está ahí, todo depende de tener la determinación de verla.

2.-Saltarse las reglas: La rutina, por desgracia, nos lleva a no apreciar lo verdaderamente importante.

3.-Jugársela: El que no arriesga no gana. “Dentro de 20 años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por las que hiciste. Así que suelta amarras, navega lejos de puertos seguros, coge los vientos alisios. Explora. Sueña.”( Mark Twain)

4.-Merece la pena: ”Solamente una vida dedicada a los demás merece ser vivida” (Albert Einstein)

Me viene a la memoria un cuento que leí, hace ya muchos años, en un libro recopilatorio de Anthony de Mello. Sé que éste y otros muchos relatos me hicieron valorar lo que siento y pienso, y con ese mismo ánimo me tomo la libertad de transcribirlo.



El batallón se había replegado del campo de batalla a un refugio. La contienda era cruelmente combativa. El soldado, muy triste, pidió permiso a su oficial para rescatar al amigo del alma que no había regresado:

- "Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo".

- “Permiso denegado, soldado. No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto”

El muchacho no encontraba consuelo y sentía una necesidad poderosa de buscar a su compañero.

Siguiendo un impulso superior se escapó sin autorización. Al poco tiempo regresó mortalmente herido, arrastrando con gran esfuerzo el cuerpo de su querido amigo. El oficial lo recibió furioso:

- “¡Ya le dije yo que había muerto!¡Ahora he perdido a dos hombres! Dígame, ¿merecía la pena salir allá para traer un cadáver?”

- "¡Claro que merecía la pena, señor!. Cuando llegué, él todavía estaba con vida, maltrecho. Cuando me vio, su rostro se iluminó, y alcanzó a decirme en voz baja:

- "¡Mario... estaba seguro que me vendrías a buscar!"... y murió.



Que cada cual saque sus conclusiones.



... de llaveros.


Juraría que ya he probado todas las llaves y el condenado buzón no se abre. Paseo un manojo de llaves, que más parece, propio de un sereno, del Guardián de las llaves de Matrix o del mismísimo Daniel Russo. Y encima aderezado con un “discreto” taco de madera de 5x4x1 cm todo mugriento, que hace las funciones de llavero; regalo del día del padre de hace casi una década, del que me es imposible deshacerme sin crear un conflicto paterno-filial.

¡No, querida vecina!, si me ve usted con la mano pillada en la boca del buzón no es porque esté robándome a mí mismo la correspondencia, sino porque la susodicha cajita se ha convertido en un preciso cepo que, a este paso, acabará obligándome a llamar a los bomberos para recuperar mi libertad. Como comprenderá no puedo subir a casa y dejar aquí mi mano, ¿qué iban a pensar los vecinos? .

La creatividad tiene algo de buzón, nos obliga a buscar la llave correcta que fácilmente nos permita descubrir qué hay más allá. La llave más grande o más bonita no necesariamente nos va a servir. El tema es dar, entre todas las posibles, con la que encaje en la cerradura. Cada cual pasea sus propios llaveros, unos hacen garabatos en un papel, otros preciosas anotaciones en un coqueto moleskine y otros más “modernos” recopilan textos en un documento Word o los colocan en Evernote.

Lo fundamental es la actitud, ir por la vida observando los buzones y conservando el deseo de querer convertirnos en porteros de nuestros pensamientos. Lo creativo es ir capturando algún pensamiento, de esos 70.000 que dicen que tenemos al día, con la intuición de que nos pueda servir en el presente o en el futuro.

Con el tiempo uno va acumulando llaves, en el llavero paseo una de un candado de bici que ya no existe, no me sirve para el candado; pero sé que es la que puedo emplear en la playa, a falta de abrelatas, para abrir el tapón de la cerveza sin temor a que se rompa.

¡Por fin abro el buzón!, sólo publicidad y facturas, quizás mañana una postal de algún amigo viajero o tal vez una carta de amor.

... de tomar asiento


En el comedor de mis abuelos, en un pequeñísimo pueblo de la provincia de Salamanca, en la Castilla profunda, las sillas eran todas distintas; las había altas, bajas, cojas, sin cojera, con asiento de mimbre o macizas. Cuando nos sentábamos a comer, cada uno de los comensales tenía una perspectiva bien distinta de la mesa. Si tenías suerte y ocupabas una silla de las altas, podías resultar, aparentemente, más alto que tu hermano mayor y obtener cierta ventaja posicional frente a las personas y los alimentos distribuidos en la mesa. Y si por fortuna ocupabas la más alta y erguías la espalda, podías llegar a sentirte como un rey entronizado mirando a tu corte y sintiendo la envidia en los ojos de hermanos y primos que deseaban arrebatarte toda la autoridad.

Hoy es difícil encontrar un comedor donde las sillas no sean todas iguales y estén armoniosa y milimétricamente situadas alrededor de la mesa. Tanto si proceden de Ikea como de  Roche Bobois todas están formadas y uniformadas como si fuesen los soldados de un batallón custodiando la mesa. Los tiempos han cambiado, y mucho. Hemos pasado en unas pocas décadas de un consumo artesano a un masivo consumo de productos masivos.

En los últimos años la “guerra” se está librando en el consumo de contenidos, los formatos digitales han revolucionado el campo del cine, la música y hoy en día el mercado editorial. Los avances tecnológicos no han supuesto una desaparición de contenidos si no la propagación de éstos en nuevos formatos y medios. Internet, el “mp3”, los codecs de video, y ahora los diferentes formatos de ebooks, no revolucionan, de momento, el contenido, si no la forma de consumirlos.

Una película no es mejor o peor por verla en el cine o en el salón de tu casa. Una canción no es mejor o peor por oírla en un concierto o en un mp3 del Carrefour. Un libro no es mejor o peor por leerlo en papel o en un ebook. La experiencia puede ser distinta, pero el contenido es el mismo.

Hace un par de años que no consumo ni descargo música “comercial”, con Jamendo he descubierto compositores que colman sobradamente mis gustos musicales (Roger Subirana Mata, Kendra Springer, Greendjohn,…), con TED o los documentales de youtube voy servido audiovisualmente hablando, y mediante twitter he conocido no sólo la obra de un autor vivo si no también sus aparentes inquietudes.

Esa cercanía que ofrecen los medios actuales, entre autor y consumidor, es el valor añadido que distingue en los tiempos modernos los diferentes productos y lo que personaliza la experiencia en el consumo. No espero que los productos sean ni más ni menos, si no que sean más o menos artesanos, únicos y personales, que tenga una experiencia única y personal de un producto masivo, que me siente en la silla y pueda ver la mesa desde un punto de vista único.

Tomemos asiento … la fiesta no ha hecho más que comenzar. La auténtica revolución no está en los medios, está en el contenido.


Publicado en endos.zero (nº5)

... de DDD


¡Cuac! ¡cuac!, un pato blanco entra por la ventana en el cuarto de baño y coloca una pastilla de gel azul en el interior del inodoro. Un monigote orejudo y peludo con cara de cabroncete, y enseñando el culo, le arranca un brazo a una muñeca y desayuna un bol de cereales con chocolate. Apago la tele y miro la cartelera, "Tintín", "El gato con botas",...

Ya no nos sorprende ver como personajes creados por ordenador nos muestran las bondades de determinado producto, o cómo en una película es capaz  el sintético protagonista de realizar acrobacias imposibles. Pero no siempre ha sido así.

La animación por ordenador tuvo unos inicios muy distintos a los productos que vemos hoy en día. Sería como, por ejemplo, intentar comparar las pinturas rupestres de la Cueva de Altamira con el Guernica. En cualquiera de los casos la intencionalidad siempre ha sido la misma; capturar una realidad y plasmarla de una forma personal, pero las técnicas empleadas en ambos casos son abismalmente distintas.

Casi todo el mundo cree que algunos de los planos de "2001" (1968) fueron los primeros elaborados por ordenador, pero es un error. Las técnicas que se emplearon fueron las de animación clásica, pero tratadas de forma "moderna" para darle ese ambiente de computación que la película necesitaba.

Las primeras imágenes sintéticas incorporadas en el cine se le deben a Saul Bass, que consiguió en los créditos del film "Vértigo" (1958- Alfred Hitchcock) adentrarnos, con unas espirales psicodélicas, en las fobias del protagonista. A Saul Bass, y algunos más, se le atribuye la paternidad de los créditos como introducción argumentativa y no sólo como listado de actores, guionistas, directores, etc.

Hay que esperar casi 20 años para que Edwin Catmull y Fred Parker en 1972, y de modo experimental como proyecto universitario, realizasen una secuencia en la que aparece modelada y animada una "mano izquierda"; la de Ed Catmull. Juntos fundaron una pequeña empresa que con el transcurso de los años acabó siendo Pixar, supongo que suena.

Hasta ahí llegan nuestras cuevas de Altamira, a partir de ese momento la historia empieza a ir más rápido. “Tron” (Steven Lisberger, 1982), casi veinte minutos de película completamente digitales; recuerdo haber salido del cine con ganas de montarme en una de esas extrañas motos, recorrer a toda velocidad laberintos y encerrar sin piedad a los contrincantes.

La película “Tron” impresionó a John Lasseter y Ed Catmull. La creatividad de uno y la técnica del otro dieron como resultado varios cortos, “Las Aventuras de André y Wally B.”(1984), “Luxo Jr.”(1986) -la lamparita que luego se ha convertido en icono de Pixar-, “El sueño de Red“ (1987),”Tin Toy”(1988), “Knick Knack” (1989),etc.

Y unos años después, el hito, Toy Story (1995-John Lasseter); primer largometraje íntegramente generado por ordenador. Se rumorea que tuvieron que rehacer varios minutos de animación del principio de la película, por que en los años que tardaron en realizarla, las calidades del render habían mejorado notablemente y el espectador podía notarlo. Al margen de anecdotarios, los que ya somos mayorcitos y los que no lo son tanto, tenemos grabada esa melodía de …  hay un amigo en mí y el famosísimo … hasta el infinito  ¡y más allá!.

Desde ese momento y cada vez con mayor frecuencia, Pixar y Dreamworks, como grandes productoras, han colocado películas 3d en las pantallas.  Llevan ya más de una década compitiendo por alcanzar el mayor número de espectadores en cada uno de sus proyectos de animación, llevando la contraria a Calderón de la Barca (con todos mis respetos)  y haciendo de los sueños una vida.

En lo personal me he sentido hormiga revolucionaria en Antz(1998), he reído con el  guarro de Sherk (2001), he visitado con unos pingüinos Madagascar(2005), he sentido la velocidad con Rayo McQueen en Cars(2006), he deseado volar por Pandora como un Avatar (2009), me he emocionado con la ternura de un viejo en Up (2009),...

Al ritmo que vamos, igual en el cine del futuro los actores son completamente reemplazados por actores virtuales; para algunas inexpresivas interpretaciones ojalá no tuviésemos que esperar tanto. Quién sabe si en la octingentésima nonagésima cuarta edición de los Premios Óscar el actor John Renderman XXV superará, con su interpretación de un replicante, a Jack Rederman XX, en el enésimo remake de “Lo que el viento se llevó”.

No sé si al final la mayoría de actores serán virtuales, pero en cualquier caso creo que lo importante seguirá siendo contar bien una buena historia.

PD: Mi profundo respeto y admiración a todos los que con ordenador, o sin él, convierten sueños en vida, y a todos los cortometrajes y películas de 3D que no han sido citados.

Publicado en endos.zero (nº4)