... de marcadores

La semana ha estado llena de marcadores, que me han movido a escribir este post en mi "dejadodelamanodedios blog-personal", y no me refiero sólo a los ya casi "cansinos" enfrentamientos entre Madrid-Barça, sino también a las cifras del paro ( <5000000), al enfrentamiento Obama-Osama Bin Laden, resuelto de penalti con un vergonzante 1-0, a las listas electorales de Bildu (6-5), y al inicio de campaña electoral(#candidatospalma).

Todos esos temas han sido en algún momento de la semana TT (trend topic) en las redes sociales. No me queda la menor duda de que estamos informados, bien o mal, y de que la red genera opinión. Lo que no tengo tan claro es quién escucha esa opinión.

Una vecina, funcionaria, me comentaba ayer que su incompetente jefe se coloca las medallas del trabajo que realiza todo un departamento, sin pegar él ni chapa. Se cumple el refrán de que "unos cardan la lana y otros se llevan la fama", eso pasa en todas partes. De hecho creo que ocurre con descaro en el ámbito político, cuando las cosas van bien hemos de creer que es gracias a los maravillosos políticos que tenemos y cuando van mal parece que quieren hacernos creer que no son ellos los culpables.

Supongo que los políticos deben utilizar internet, el correo electrónico, y sobre todo redes sociales, supongo que leen atentamente lo que quieren oír y más atentamente lo que no quieren oír, … igual es mucho suponer.

Quiero creer que en una política 2.0 los gobernantes no son capaces de tomar según que decisiones sin escuchar primero lo que la sociedad le dice, no lo que cree el político que quiere la sociedad. Esa es la auténtica revolución que vivimos, hoy las distancias se acortan hasta el punto de casi no existir, somos capaces de "escuchar" lo que cualquiera piensa.

En las distancias cortas solemos valorar el afecto y la capacidad de escucha de nuestros amigos y compañeros, de nuestros familiares, de nuestra pareja e hijos. Yo no le pido ningún afecto a quienes gobiernan pero les exijo una exquisita capacidad de escucha.

Seguro que todavía no somos una sociedad 2.0 completa, pero quizás nuestros políticos no son ni 1.0.

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