
Dicen que en la vida hay un momento para cada cosa. Estos parecen ser los años de las rupturas matrimoniales. En mi círculo más cercano se han separado 4 parejas de familiares y 3 de amigos próximos, una auténtica pandemia. A lo mejor es que en el reverso del acta matrimonial aparece en la letra pequeña la fecha de caducidad, y con la emoción de la boda la gente no se la lee.
Pero lo que realmente me llama la atención es que hablando con algunos de ellos, tras la separación, han empleado la misma expresión para referirse a sus exparejas, ".... no le reconozco". En algún rato tendré que releer "El arte de amar" de Erich Fromm, pero me sorprende la expresión. Quizás pretendan acentuar la sorpresa, o el hecho de sentirse engañados en la relación con lo que creían conocer y lo que desconocían, y por tanto no reconocen.
Conocer y reconocer, conocerse y reconocerse, gran problema en la relación de pareja. Erich Fromm, si no recuerdo mal, establece cierta relación entre amar y conocer. Yo soy de la opinión de que en la relación de pareja se potencian tres entidades, tres vidas: la propia, la del otro y la de la pareja. Uno no se anula en una relación, al contrario se crece, igual que le debe ocurrir al otro, y siempre teniendo presente que ambos constituyen otra entidad distinta a ellos, otra vida, la de pareja. Uno se ve reflejado en el otro miembro de la pareja y se reconoce, en parte, en el otro. Como ocurre con los hijos, que tras años de convivencia, nos reflejan detalles de nosotros mismos. La convivencia, el conocimiento y sobre todo el afecto parecen ser una buena base para la pareja. Cuando alguna de ellas falla, es más que probable que la vida de pareja se vea alterada.
De todas formas, mejor que algunos estén solos a mal acompañados, o acompañados por alguien que no favorece el propio crecimiento, o el de la pareja. Hay gente excesivamente egoísta en las relaciones que solamente busca su felicidad, sin caer en la cuenta de que la felicidad de uno depende de la felicidad de los que nos rodean.
De todas formas, mejor que algunos estén solos a mal acompañados, o acompañados por alguien que no favorece el propio crecimiento, o el de la pareja. Hay gente excesivamente egoísta en las relaciones que solamente busca su felicidad, sin caer en la cuenta de que la felicidad de uno depende de la felicidad de los que nos rodean.
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